Fortalecer los aprendizajes hoy: ¿Qué dijeron las voces participantes?

Nos interesa compartir una reflexión sobre las respuestas dadas por las y los colegas que participaron generosamente de la encuesta que propusimos desde De la Mano, para dar respuesta a la pregunta: ¿qué nos falta en la escuela para fortalecer los aprendizajes?

Con esta invitación buscamos alentar la producción de recomendaciones  y propuestas que en sí mismas incluyan una preocupación y abran un abanico de alternativas para fortalecer la enseñanza y el aprendizaje en nuestras escuelas. Pensamos que la pregunta formulada posibilita una doble lectura: el reconocimiento del escenario (problema) y el planteo de alternativas superadoras.

1. Compartimos nuestras impresiones  

Las respuestas recibidas provienen de docentes de todos los niveles del sistema educativo, incluida la formación docente, y de perfiles técnicos de la gestión estatal, privada y comunitaria de Argentina.

Ahora bien, considerando las diferencias de contexto, las singularidades específicas según los roles y funciones, y los destinatarios, en todas las respuestas encontramos una preocupación recurrente: la enseñanza. En los aportes recibido, es notable cómo se coloca en el centro de la escena la preocupación por la propia práctica, cómo se enfatiza en la necesidad de implementar estrategias nuevas, variadas, para afrontar los retos que hoy nos presenta la escuela. La formación inicial y el desarrollo profesional tienen un lugar prioritario para avanzar en las transformaciones necesarias.

La referencia al trabajo con infancias, adolescencias y juventudes nos permite reconocer opacidades y desafíos frente a los cuales no siempre se cuenta con herramientas para afrontarlos, al respecto aparece entre los aportes un reconocimiento importante a una dimensión poco visible en ocasiones: la dimensión institucional, presente en las sugerencias sobre la importancia del trabajo colectivo para la construcción de criterios que orienten la intervención didáctica.

Otro punto importante que se desprende de las respuestas es la necesidad de analizar las propuestas de enseñanza desde el currículum real, centrado en las necesidades e intereses de las y los estudiantes. 

En este sentido, en las respuestas se hace referencia a las limitaciones de una propuesta curricular, fragmentada, atada a un formato tradicional y enciclopedista, y en muchos casos obsoleta, que deja fuera temas relevantes para la educación de las jóvenes generaciones y, a la vez, descuida competencias importantes como la lectura comprensiva, la escritura con sentido, la curiosidad y la pregunta como motor de aprendizaje.

Escuchar a nuestros estudiantes, darles mayor grado de autonomía, pensar colectivamente nuestras prácticas, implementar otras formas de enseñanza (por proyectos, con tecnologías con sentido, centradas en la pregunta, con capacidad para abordar la diversidad en el aula, interpelar las temporalidades) parecen ser las claves que responden a nuestra pregunta, donde la escuela como colectivo –y en red con otras organizaciones– podrá fortalecer los aprendizajes de las y los estudiantes.

Veamos más en detalle, las respuestas. 

Si las agrupamos buscando elementos comunes, observamos  como principal preocupación los desafíos pedagógicos que presenta la escuela hoy, centrados en el fortalecimiento de los aprendizajes, vinculados con la necesidad de herramientas para desarrollar una enseñanza inclusiva. Junto a esas prioridades, se suma la interpelación a la relevancia y actualización del currículum frente a las demandas contemporáneas. 

En la voz de nuestros colegas:

Capacitar a los docentes en las formas en que se construye el conocimiento para poder intervenir, renovar las prácticas docentes, formar para interrogar, proponer preguntas con sentido a los estudiantes, priorizar los contenidos en función del contextos y los avances de las tecnologías, capacitación para el trabajo con la diversidad, partir de experiencias reales en contextos reales, ahondar más en el mundo digital y que la escuela no quede tan disociada de los contenidos a los que acceden las y los estudiantes fuera de ella, , trabajar con la interpretación de consigna y textos…

En segundo término, en las respuestas se mencionan las problemáticas sociales y las trayectorias escolares, incluyendo las tensiones entre inclusión y equidad, las cuestiones relativas al clima escolar (convivencia) y el bienestar estudiantil. 

En la voz de nuestros colegas:

Reconocer los saberes que portan los estudiantes más allá de la escuela, la importancia de una buena mirada hacia los estudiantes, emociones y aprendizajes van de la mano, contar con servicios de apoyo emocional y social para abordar las necesidades de nuestros  alumnos, muchos va sin almorzar a la escuela, un contexto social que permita a docentes y estudiantes enseñar y aprender, tranquilos , sin sobresaltos ni burocracia 

De manera transversal, también se alude a aspectos vinculados con la gobernanza y políticas educativas, resaltando la importancia de la construcción de acuerdos institucionales y el trabajo entre colegas, incluyendo los desafíos del acompañamiento jurisdiccional a la implementación de reformas, y la necesidad de atender a las voces de actores clave, como estudiantes y familias. 

En la voz de nuestros colegas:

Articular acciones y conocimientos entre colegas, trabajo en equipo a partir de proyectos compartidos, mejorar la comunicación entre pares, encuadres que claros que contengan a los docentes, contar con políticas educativas públicas que acompañen a las escuelas Comunicación y apertura entre pares, fortalecer la carrera y la formación docente. Es necesario una decisión política para posibilitar una educación de calidad, una escuela más cercana a las necesidades de estos tiempos (tecnología, IA); una revisión de la  formación docente inicial; acuerdos institucionales, pedagógicos y didácticos; equipos de conducción fortalecidos…

En menor medida, observamos la referencia a las limitaciones económicas e infraestructurales, que comprenden el estado del financiamiento educativo, las condiciones de los edificios escolares y el acceso desigual a recursos tecnológicos, profundizando la brecha digital. 

En la voz de nuestros colegas:

Mejorar la infraestructura, más material didáctico, conectividad…

2. Los desafíos

Una cuestión recurrente que aparece en esta reflexión colectiva que hemos propuesto a través de la encuesta es el trabajo con la diversidad y la convivencia escolar. 

Un punto sensible es la propuesta de cambios a nivel del aula para atender a la diversidad, considerando el formato escolar que históricamente sostuvo nuestro sistema educativo que  interpretó la igualdad como homogeneidad (expresada en el aula tradicional como paradigma dominante). Se suma a este dato de carácter estructural, la complejidad del concepto diversidad, idea que aunque es compartida por todos presenta una opacidad en cuanto a sus sentidos. 

Frente a esto nos preguntamos: ¿qué significa atender a la diversidad?, ¿en qué formas se expresa?, ¿se trata de diferencias en los ritmos de aprendizaje y de puntos de partida diversos, condicionados por los entornos sociales?, ¿son formas variadas de construir conocimientos con tiempos diferentes?, ¿se vincula con los intereses de las y los estudiantes o con sus capacidades? Responder a estas preguntas, y otras que se derivan del análisis, resulta sin duda el principal desafío para pensar intervenciones significativas en el aula. Creemos que con aportes aislados no se puede producir un cambio. Se requiere, tal como lo plantearon nuestros colegas, de soluciones colectivas, planificadas y consensuadas.

El análisis precedente revela un panorama complejo y desafiante para la educación, caracterizado por retos interconectados que comprometen la capacidad del sistema y de los gobiernos para garantizar el derecho a una educación de calidad de las y los  estudiantes (consideramos aquí todos los niveles de enseñanza y gestión).

Si observamos los resultados obtenidos en nuestra encuesta, junto con los materiales que circulan en el ámbito educativo (investigaciones, consultas a la comunidad educativa, documentos oficiales, producción académica en general), podemos coincidir con la evidencia de una crisis profunda de los aprendizajes, observada en parte por los resultados en evaluaciones nacionales e internacionales, y en las prácticas cotidianas. En consecuencia, como sostienen nuestros colegas, es importante revisar la enseñanza y la propuesta formativa que se ofrece a infancias y adolescencias, agravadas por brechas significativas asociadas al nivel socioeconómico. La escuela por sí sola no logra compensar las desigualdades de origen, dado que las mismas requieren intervenciones más complejas y decisiones políticas de diverso orden. Junto a esas preocupaciones se incluyen desafíos significativos sobre la convivencia y la salud mental de las y los estudiantes, factores que afectan el ambiente de aprendizaje y el desarrollo integral de niñas, niños y adolescentes.

Otro desafío importante es el modelo pedagógico desactualizado, expresado en la tensión entre un formato escolar tradicional, percibido como rígido y poco relevante para el estudiantado, y las demandas de desarrollar habilidades y conocimientos pertinentes para el siglo XXI. 

Para superar esta brecha, se subraya la necesidad de construir consensos y fomentar la participación de docentes, directivos, estudiantes y familias. Un enfoque participativo no solo otorgaría mayor legitimidad a las iniciativas, sino que también permitiría ajustarlas a las realidades y necesidades locales.

Asimismo, es fundamental fortalecer los sistemas de información y evaluación educativa. Contar con datos confiables y actualizados sobre las trayectorias escolares, los aprendizajes y otros indicadores clave resulta indispensable para realizar diagnósticos precisos, monitorear la implementación de las acciones y tomar decisiones basadas en la evidencia. 

3. Mientras tanto, ¿qué hacemos?

Sin desconocer la relación entre las macro políticas (a nivel nacional y jurisdiccional) y las micropolíticas (lo que se decide en cada escuela), creemos que se pueden hacer –y de hecho sucede– muchas cosas a nivel del aula y de las instituciones. En el escenario actual, los equipos directivos y docentes cobran un lugar central, toda vez que aúnan esfuerzos en función de objetivos comunes que, en el cotidiano, dan respuesta a problemas situados implicados en las preguntas: ¿qué nos falta?,¿qué podemos hacer?

A modo de conclusión, ofrecemos algunas sugerencias como disparador para seguir pensando: 

Sobre el acompañamiento a las trayectorias escolares: alentamos la generación en las escuelas de herramientas de alerta temprana para prevenir el fracaso escolar, como primer paso, con un instrumento consensuado para pensar las trayectorias escolares de las y los estudiantes. Sostenemos la convicción de que la información reunida, puede orientar intervenciones oportunas y efectivas. Entendemos que el llamado “fracaso escolar” es una responsabilidad institucional. Anteriormente se lo pensaba como el efecto de capacidades individuales (teoría del déficit, meritocracia), o la consecuencia de las condiciones sociales y culturales de la crianza, la pertenencia familiar. Sabemos (y las investigaciones así lo muestran) que el efecto escuela puede ser central para desafiar algunas condiciones complejas que inciden en el rendimiento escolar. Detectar cuáles son las dificultades de nuestros estudiantes permitirá pensar en intervenciones con sentido. Esto requiere de pensamiento colectivo, entre la docencia para buscar caminos que posibiliten mejorar esas trayectorias a partir de acciones sencillas y sostenibles para cada colectivo. 

Sobre la actualización curricular y pedagógica: impulsamos encarar procesos participativos de revisión y actualización curricular a escala escolar (por disciplinas, áreas, por ciclos, etc.), que integren de manera transversal y significativa las habilidades ciudadanas del siglo XXI y la ESI. El propósito es construir un proyecto curricular institucional que posibilite el tratamiento interdisciplinar. Asumir un rol activo en la adaptación del currículum y las prácticas de enseñanza a las necesidades y contextos locales. Fomentar el trabajo colaborativo entre docentes para planificar, reflexionar y mejorar las prácticas, y ensayar otros formatos de enseñanza (por proyectos, desde la pedagogía de la pregunta, secuencias con distintos niveles de complejidad sobre un mismo tema, opcionalidad de las propuestas por parte de los estudiantes que posibiliten mayores niveles de autonomía, entre otros). Se trata de una búsqueda, de exploración y ensayos, que puedan comprometer tal vez al inicio a un grupo promotor y luego sumar al conjunto.

Sobre el fortalecimiento de la práctica docente: propiciamos el desarrollo profesional continuo de los equipos docentes a través de lecturas compartidas, y la invitación de especialistas a las escuelas para trabajar temáticas de interés, entre otras posibilidades. Las propias jurisdicciones ofrecen, en algunos casos, capacitación en servicio si la escuela lo demanda; también se puede recurrir a organizaciones comunitarias o entidades profesionales que de manera gratuita ofrecen recursos interesantes. Si no existe la posibilidad de reunirse por parte de maestros y profesores, las tecnologías disponibles permiten compartir y organizar encuentros virtuales.

Sobre el clima escolar positivo: aconsejamos fuertemente revisar y sostener los Acuerdos Institucionales de Convivencia (AIC) y los Consejos Institucionales de Convivencia (CIC) como espacios genuinos de participación y resolución de conflictos. Implementar programas sistemáticos de prevención de la violencia y  del bullying o acoso escolar. Promover activamente un ambiente de respeto, confianza y cuidado mutuo. Articular con servicios de salud mental y con programas jurisdiccionales para el acompañamiento al estudiantado en temas específicos.

Sobre el vínculo con las familias: propiciamos desarrollar estrategias proactivas, inclusivas y respetuosas para involucrar a las familias en el acompañamiento y la comprensión de  las trayectorias educativas de sus hijes, reconociendo sus saberes y superando prejuicios.

Sobre la integración de las tecnologías digitales con sentido pedagógico: promovemos el aprovechamiento y análisis crítico en la escuela de los recursos tecnológicos disponibles para enriquecer las propuestas de enseñanza, promover la autonomía y desarrollar la ciudadanía digital (requiere formación y tiempo institucional).

4. La invitación

Nos gustaría continuar recibiendo sus participaciones para profundizar la reflexión colectiva. Sabemos de los grandes esfuerzos que hoy realizan docentes y directivos de todas las provincias para fortalecer la enseñanza y el aprendizaje en condiciones cada vez más complejas. Por eso desde De la Mano queremos impulsar la conformación de una comunidad de aprendizaje profesional, el intercambio de experiencias que se estén desarrollando, comentarios, interrogantes y aportes en general, que permitan profundizar y mejorarlas prácticas escolares. Tenemos la convicción de que esto podrá construirse a partir de un trabajo colectivo, acompañado y respetuoso del saber profesional que cada una y uno de ustedes ha construido en su trayectoria docente o de gestión.

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